A veces, la predicción del tiempo no es buena. Pero los alumnos del VI Curset han desafiado ya incluso a una pandemia.
Así es que no se detuvieron pese a las nubes amenazando lluvia y la falta de viento.
Después del desayuno había que desaguar con esponjas los barquitos anegados por la lluvia la pasada noche, emparejar, montar la carabana de salida por el canal.
Todo un ritual que nos hace desear con más fuerza el momento de navegar, soltar las velas y tensar las cuerdas.
En la Albufera no hay cabezas, ¡hay cuerdas! No era el mejor día para navegar.
Pero no estamos para desperdiciar ni una oportunidad.
Vea detenidamente el álbum de fotos y verá que maravilla de reflejos nos ofrece la luz gris sobre la laguna.
Si además puedes contemplar esto mientras te acuna suavemente una vela latina ligeramente hinchada, ¿qué más podemos pedir?
Nada más que Pablo.