Este cursillo no habría sido posible sin el coraje de la gente del Puerto de Catarroja. Siempre he pensado que son una pasta especial.
El esfuerzo por hacer como si no hubiera pasado nada, como si nadie hubiera faltado, en algún momento podría parecer un pozo sin fondo de angustia y tristeza. Pero como los corchos que mantienen las redes por encima, así hemos sido. Flotante. La Albufera puede ser un espejo brillante, un brillo y también un pozo de sombras y barro. Como la propia vida. Ahora hay que agarrarse a las exhibiciones de esta temporada para rematar el trabajo. Luego empezará una nueva etapa.